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Fragmento de una oración compuesta por Santo Tomás Moro, cuando estaba prisionero en La Torre, de donde sería llevado al martirio:
“Dame, Señor, una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros. No permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy yo. Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en esta vida y ser provechoso a los demás. Que siempre haya en mis labios una canción, una poesía o una historia para distraerme. Amén”.
El sentido del humor es un gran don de Dios. Nunca lo agradeceremos bastante. Conviene pedirlo al Señor y no olvidarse de cultivarlo.