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¿Me cuesta perdonar? ¿Guardo rencor en mi corazón? ¿Salto por menudencias o alimento deseos de venganza? Son preguntas que todos nos hacemos y que piden a gritos una respuesta. Para recuperar la paz, para ganar en alegría. El odio y el rencor se superan poniendo amor. Perdonar es amar, comprender, disculpar. Con mansedumbre, con humildad.
Humanizar. Lo deseamos todos. Lo sentimos, lo necesitamos. Especialmente en el campo de la asistencia sanitaria. Somos cada vez más los apasionados por conjugar este verbo al atender a los enfermos y familiares.
¿Cómo comprender el mensaje de Jesús en este mundo? Esta pregunta conserva su carácter acuciante desde los días de Caín y Abel en el problema de la guerra. La guerra es el resumen, el efecto y la causa de todos los males que los hombres son capaces de infligir a otros hombres. Tanto tiempo como exista la guerra, el mundo carecerá de orden, estará necesitado de salvación. ¿Pero cómo?
Dar gracias es necesario para la salud. Dar gracias es tener el corazón habitado de memoria agradecida. Dar gracias es un deber. Dar gracias hace construir un mundo más humano, humaniza.
Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: «Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo». (Mt 13, 34-35)
Las tradiciones espirituales han usado siempre el cuento para transmitir sus enseñanzas…
Este libro está escrito para cualquier persona que quiera hacerse preguntas, mirar hacia dentro, hacer consciencia. La consciencia que nos permite comprender nuestra historia personal y, desde ahí, ser libres y tener paz.
La esencia del Ser es el silencio. El silencio es el hilo conductor de la existencia y del universo. Los seres humanos somos conductores del Todo y, a través nuestro, Dios se hace consciente de sí mismo y es capaz de
Este libro nació como respuesta a la interpelación inmediata de los acontecimientos y a la exigencia de un servicio necesario en la comunidad. Es un testimonio de su oración cotidiana y comprometida: la oración enseñada y practicada en la quietud de Finkenwalde, la oración que no desfalleció tampoco en quien se convertiría en el crítico de la interpretación «religiosa» de la fe.
William A. Meninger es una de las figuras principales del llamado movimiento de la oración centrante -movimiento dedicado a llevar al corazón mismo de la experiencia cotidiana el poder de la oración para reconducirnos al centro mismo de nuestro ser. En este libro, el Padre Meninger indaga en una faceta complejísima pero necesaria de la vida espiritual: el perdón.