Leer un libro

Leer un libro

Manuel Segura

En el fastuoso escenario de la casa de Colón, en Las Palmas de Gran Canaria, se celebraba un Congreso Nacional de Delincuencia Juvenil: sus causas, sus varios tipos, su posible tratamiento. Asisten profesores de casi todas las Universidades espanolas, asiste como invitado el mayor experto canadiense en el tema, Robert Ross de la Universidad de Ottawa y, para combinar la visión teórica del problema con la practica, asisten educadores de muchos Centros de Menores Delincuentes, de diversas ciudades espanolas. Un Congreso numeroso.

El primero en hablar, naturalmente, fue el catedratico de la Universidad de Valencia, que moderaba toda la marcha del Congreso. Empezó haciendo una introducción clara, profunda y erudita a la delincuencia juvenil y a todo lo que ibamos a discutir en aquellos tres dias de reuniones.

A continuación vino la exposición del Profesor Ross, exposición amena y simpatica y, al mismo tiempo, con un grandisimo fondo académico. Expuso lo que se esta haciendo en Europa y en Norteamérica (Estados Unidos y Canada) para paliar y remediar la delincuencia juvenil.

Todo el resto de la manana y toda la primera tarde de Congreso estuvieron dedicadas a exposiciones magistrales de jóvenes profesores universitarios espanoles, que con gran precisión y un alto nivel intelectual y técnico, fueron exponiendo sus investigaciones sobre el tema: estadisticas, coeficientes, resultados comparativos de los diversos tratamientos aplicados hoy dia a los menores delincuentes.

Fue un primer dia intenso, a gran altura académica y, naturalmente, con docenas y docenas de citas bibliograficas, de autores espanoles y extranjeros.

Editorial Desclée 14Comenzó la manana del segundo dia de congreso con la ponencia de un educador de Menores, de mediana edad y ya con mucha experiencia en varios Centros de Menores de Espana. Este hombre, bueno y sincero, empezó su exposición diciendo: “Hablaré, por supuesto, de mi experiencia educativa, pero también expondré mi opinión teórica sobre el tema de la delincuencia, tema que ya expusieron ayer, con mucha erudición, varios companeros que estan en esta sala. Y no crean que lo que voy a decir me lo he inventado yo. No, lo que voy a decir tiene un serio respaldo cientifico, pues para prepararlo me he leido un libro y ademas lo he leido entero”.

La reacción de los oyentes no fue de risa, sino de estupor. Los jóvenes profesores universitarios se miraban unos a otros, sin poder creer lo que acababan de oir: “si, senor, me he leido un libro”, lo decia como una gran proeza, como un esfuerzo inmenso fuera de lo normal.

Pues bien, apliquémonos el cuento. Esta claro que no todos podemos ser tan profundos y eruditos como los jóvenes catedraticos. Pero si queremos tomar parte en un Congreso o en un dialogo serio entre amigos, antes de opinar con firmeza deberiamos leer los libros de los expertos sobre ese asunto serio del que estamos opinando y discutiendo. Decir en un Congreso o en una reunión que sólo nos hemos leido un libro sobre el tema, nos deberia avergonzar.

Leamos, leamos mucho, leamos libros de paginas de papel y libros electrónicos. No hay cosa mas ridicula que jactarnos de nuestra ignorancia, ni cosa mas hermosa que mostrar sabiduria de forma amistosa y humilde.

 

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