Drogodependientes con trastornos de personalidad

José Miguel Martinez Gonzalez
Un numero importante de personas que acuden a un centro de tratamiento de las drogodependencias presentan de forma comórbida otras psicopatologias. Una de las mas frecuentes son los trastornos de la personalidad. Cuando sucede esto, se sabe que los pacientes pueden abandonar el tratamiento mas facilmente, que las intervenciones requieren de un constante proceso de adaptación en relación a las estrategias terapéuticas y dinamicas relacionales entre paciente y terapeuta de acuerdo con las particularidades de cada caso. Asi, las indicaciones que son apropiadas para unos pacientes pueden ser contraproducentes para otros. Por estas y otras razones este tipo de patologia dual ha despertado el interés de clinicos e investigadores en busca de modelos de intervención capaces de integrar las variables que realmente son esenciales en el tratamiento.
Nuestras investigaciones se han desarrollado a lo largo de estos anos con el objetivo de profundizar en esta comorbilidad para discernir y conocer las variables psicopatológicas y neuropsicológicas que parecen explicar las dificultades que se encuentran habitualmente estos pacientes en la progresión hacia la abstinencia mantenida del consumo de drogas.
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por presentar patrones cognitivos, emocionales, conductuales, relacionales y neuropsicológicos diferentes al resto de drogodependientes. Conocer mejor estas diferencias nos ha permitido delimitar, comprender y proponer alternativas terapéuticas de acuerdo con las especificaciones clinicas de estas personas. Las investigaciones que hemos desarrollado durante anos se han llevado a cabo con pacientes que se encontraban en tratamiento, lo que nos ha facilitado el acercamiento a diferentes condiciones del proceso de recuperación y por tanto también a diferentes realidades. Por otro lado, el apasionante reto de la investigación traslacional nos permite avanzar en el conocimiento de este fenómeno sin bien es un proceso que no esta exento de las dificultades que pueden esperarse en estudios que requieren disenos complejos y la colaboración de profesionales experimentados en la evaluación psicopatológica y neuropsicológica.
La investigación nos ha proporcionado una perspectiva integradora a la vez que detallada de los mecanismos que operan en la consolidación de la abstinencia o la propia recaida. Sabemos que cuando los drogodependientes presenta un trastorno de la personalidad el tratamiento deberia prestar especial atención a variables como el craving, las expectativas de autoeficacia, las creencias sobre el consumo y el propio deseo de consumo, la calidad de vida, y las habilidades neuropsicológicas relacionadas con la memoria de trabajo y el control inhibitorio, lo que implica llevar a cabo intervenciones que incidan del modo adecuado en las variables que tienen un impacto diferente en éstos pacientes en comparación a otros.
Se puede cambiar. El DSM-V ha modificado con respecto al texto del DSM-IV-TR en su definición de trastorno de la personalidad un término esencial. La nueva edición ha sustituido la palabra “permanente” que significa que permanece, por “perdurable” que significa que dura mucho. La sustitución de un término por otro implica que el cambio es posible y estimula un cambio de perspectiva esencial para la comprensión y modo en que se abordan estos trastornos. No cabe duda de que la nueva definición sustenta una perspectiva mas esperanzadora de la evolución de estos drogodependientes porque nos invita a evaluar, estudiar y potenciar actuaciones terapéuticas esperanzadoras y orientadas al cambio. Asi, puede decirse que esta sustitución en un aspecto central de la definición de trastorno de la personalidad acoge un cambio conceptual esencial para el desarrollo de intervenciones psicológicas y neuropsicológicas proactivas, porque un acercamiento psicoterapéutico desde lo “perdurable” espera que el cambio se produzca, aunque lograrlo sea costoso y requiera de intervenciones mas largas en comparación a otros pacientes. Probablemente sea ésta una perspectiva mas acertada, coherente con el resultado de diferentes investigaciones y acorde con la practica clinica.
Creer en la posibilidad de cambio de las personas con la ayuda profesional es esencial para encarar el tratamiento de un paciente con estas caracteristicas. Para ello deberiamos incorporar a la practica terapéutica las intervenciones psicológicas que se orientan hacia las variables significativas a la luz de las investigaciones y en consonancia con la clinica de drogodependientes con trastornos de la personalidad. Es por ello que el terapeuta deberia ser capaz de trasladar al paciente la ilusión por mejorar su calidad de vida, superar su adicción, mejorar significativamente respecto del trastorno de la personalidad y conseguir ser autónomo en el futuro. Para ello deberia utilizar e insistir en el empleo de técnicas suficientemente con el objeto de que el paciente pueda beneficiarse de la terapia. Las intervenciones psicológicas no solo deben ser especificamente adecuadas a la psicopatologia de cada paciente sino que también deben utilizarse el numero suficiente de veces y durante el tiempo necesario para que realmente sean efectivas.
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