Son muchas las personas que se plantan en estas fechas ante un papel en blanco, con el fin de enumerar todos y cada uno de los propósitos para el próximo ano 2022. Aun así, en muchas ocasiones no se consigue cumplir con esas metas y simplemente resultan ser nada más que palabras en un papel que nunca tuvieron un destino final.

Por suerte, has dado con este artículo en el que intentaremos que los propósitos de año nuevo no queden en el olvido. Es más, las siguientes líneas tratarán de ayudarte a entenderte y a entender el mundo que nos rodea, dando significado al sentido común, comprendiendo que las personas somos un continuo balance de emociones, motivaciones y sentimientos. Es precisamente ahí donde reside lo que hemos dado en llamar nuestra felicidad.

Te propongo lo siguiente: deja a un lado los propósitos específicos y céntrate en ti, en conocer los colores que te componen y aprender qué es lo que te ayuda –y qué no– a construir tu propia felicidad. Nosotros aquí, vamos a fijar tres propósitos, no solo para el próximo año, sino para el resto de nuestras vidas:

Enfrentarnos al cambio. Descubrir qué vale la pena, qué nos hace sentir que esta vida merece vivirla.

Aceptar y experimentar todas las emociones que nos invaden, considerándolas vitales para nuestra salud mental.

Explorar en nuestro interior la infinita energía de que disponemos para construir la felicidad.

EL CAMBIO

La primera cuestión es que si hay algo cierto en esta vida es precisamente esto, el cambio. Y también lo es la historia de amor-odio que tenemos con él. A pesar de que es algo inevitable, intentamos combatirlo. Y, por otro lado, admiramos a aquellos que cambian continuamente, a quienes son capaces de adaptarse, de evolucionar. Olvidamos lo único cierto. Las personas que nos acompañan en este momento y que, en muchas ocasiones, descuidamos, y cuando somos conscientes de ello, ya es tarde.

“No somos las mismas personas que el año pasado, tampoco lo son aquellos a los que amamos. Es extraordinario que, cambiando, podamos seguir amando a alguien que también cambió” Somerset Maugham.

Tememos al cambio por miedo. Aunque no tengamos muy claro qué es lo que tenemos, no queremos perderlo. Vivimos sin mirar hacia nosotros, hacia nuestro presente. Es una lucha perdida porque esto es una travesía. Puedes decidir hacerla por ti mismo o que la travesía se haga sin ti.

La decisión es sencilla. ¿Vas a ser tu quien guie tu camino, o vas a permitir que sean otros quienes te digan por dónde ir?

Cambiar es aceptar. Aceptar el cambio y la impermanencia como algo real, inevitable y maravilloso. Esa aceptación implica conocimiento, identificación de nuestras emociones y nuestros sentimientos, para poder abrazarlos cuando aparecen, incluso cuando duelan.

MI DERECHO A ESTAR TRISTE…Y FELIZ

“La tristeza es una de las vibraciones que prueban el hecho de vivir” Antonie de Saint-Exupery

Vivimos rodeados por un continuo bombardeo de mensajes para que seamos felices. Esto ha provocado, en los últimos años, que un creciente numero de personas se sientan culpables o avergonzadas de su propio desanimo repitiéndose que no esta bien estar triste, que no es aceptable. ¡Tu puedes cambiarlo y sonreír siempre! Nos insisten las frases de libros de autoayuda y programas de radio o televisión que han hecho de la felicidad un producto de consumo atractivo, y de la tristeza una emoción proscrita. Pero la tristeza forma parte de nuestras vidas. ¡No es mala! Es más bien todo lo contrario. Experimentarla y aceptarla es vital para nuestra salud mental junto con otras emociones, mal llamadas negativas. Es lo que nos permite ser conscientes de aquellas cosas que nos perturban, que nos conmueven, que nos indignan.

“La tristeza es parte del necesario balance del que nuestras emociones se nutren. Simplemente, no podemos saber si somos felices, si no conocemos la tristeza”.

Cuando alguien que nos importa esta triste, nuestra respuesta típica es decir: “todo va a ir bien”. Pensamos que, con nuestras palabras de ánimo, conseguiremos que la persona reduzca su tristeza. Sin embargo, disminuir excesivamente el impacto emocional de una situación determinada puede resultar algo contraproducente. Podemos estar enviándole el mensaje de que su reacción al dolor no es socialmente aceptable.

“Se trata de recapitular las razones por las cuales se siente así, ayudándole a comprender la normalidad de su situación emocional”.

Leocadio Martin Borges, autor del libro “La felicidad: qué ayuda y qué no”, nos propone caminar juntos por nuestro derecho a estar tristes, como fundamento de una vida plena. Más allá de la dictadura de una felicidad impuesta, que se mete en nuestras casas, casi como las dietas de adelgazamiento.

“Este libro empiezas a leerlo y lo sueltas cuando acabas. Y ahí, justo en el momento en que lees el último párrafo del último capítulo, justo ahí ¡te gustaría que hubiera escrito mucho más!, te deja con ganas” Capafons Bonnet (prologuista).

"Yo comparto el conocimiento y la experiencia. En vuestras manos queda el uso que queráis hacer de él" - Leocadio Martín Borges

La felicidad: qué ayuda y qué no