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El título de estas páginas es evocador: Escucha su latido, el latido de un corazón que el apóstol Juan tuvo la suerte de escuchar al reclinar la cabeza en el pecho del Señor. Muchos se acercan al Evangelio con la frialdad de la indiferencia y no perciben ese palpitar amoroso que resuena en el mensaje escrito.
El miedo a la oscuridad y a dormir solo, el miedo a los truenos y a las tormentas, el miedo a los animales, el miedo a las inyecciones o al pediatra, el miedo a las personas desconocidas son algunos de los muchos miedos que sufren los niños. Estos miedos pueden aparecer como por arte de magia y desaparecer cuando el niño madura.
La educación afectivo-sexual es un derecho básico de los padres que con frecuencia les ha sido arrebatado. Por la pasividad de muchos, la indiferencia de otros y la impotencia de algunas familias, en la formación recibida por los jóvenes predomina un desenfoque grave, que repercute en su modo de pensar y actuar.
La educación emocional es una respuesta a las necesidades sociales: ansiedad, estrés, depresión, violencia, consumo de drogas, etc. Todo esto es manifestación del analfabetismo emocional. El objetivo es el desarrollo de competencias emocionales, entendidas como competencias básicas para la vida.
La gente sufre. No se trata solo de que sienta dolor físico; el sufrimiento es mucho más que eso. Los seres humanos tienen que habérselas también con el dolor psíquico que experimentan: con sus emociones y pensamientos negativos, con los recuerdos desagradables, los impulsos y sensaciones negativas.
Guía práctica para padres y educadores infantiles.
¿Qué ocurre tras las puertas de un aula de bebés? ¿Cómo podemos organizar la dinámica para mantener el clima de bienestar con todos los peques? ¿Cómo evoluciona las relaciones interpersonales?...