¿Alguna vez has olvidado dónde has puesto tus llaves? ¿O te ha costado recordar un nombre? ¿En alguna ocasión te has bloqueado durante una conversación o alguien te ha dado un recado importante y lo has olvidado? Si algo de esto te ha sucedido, aquí no solo encontrarás un manual que te ayudará a comprender mejor cómo suceden estos y otros fallos de memoria, sino también trucos útiles y recomendaciones para prevenir muchos de los olvidos y despistes más frecuentes. Partiendo de la premisa de que la memoria es una habilidad y que por lo tanto puede entrenarse, la autora propone también una parte práctica con variados ejercicios para mejorar aspectos como el lenguaje, la capacidad de concentración o la agilidad mental. Independientemente del deterioro que pueda sufrir la memoria con el paso de los años, en nuestra vida cotidiana muchos experimentamos fallos de memoria que pueden deberse a causas tan variadas como el estrés, el cansancio o la falta de concentración. Saber qué es lo que está fallando nos puede dar pistas para corregirlo. En este libro, escrito con un lenguaje sencillo, cercano y ameno, encontrarás una valiosa herramienta para comprender y potenciar la memoria.
¿Es el deporte una moda o una necesidad? ¿Es locura o cordura ver a infinidad de personas practicando ejercicio físico en parques, montañas o gimnasios? ¿Lo hacen para evadirse o para encontrarse, por salud o por mejorar aspectos estéticos? ¿Qué sienten en lo más profundo de ellos mismos? De todo ello reflexionamos en estas páginas.
Estas páginas presentan las tareas, el trabajo del duelo, de naturaleza espiritual. Cuando hablamos de espiritualidad, nos referimos a esa dimensión inherente a todo ser humano, que no se agota en la religiosidad.
Este libro viene a cubrir la gran carencia de la literatura previa sobre Altas Capacidades intelectuales, que tradicionalmente se ha centrado en los niños, en las carencias de los programas educativos escolares o en las definiciones técnicas.
Cuando le diagnostican un cáncer de mama triple negativo en estado avanzado, Ana comienza a escribir un quimio-diario, desde su visión como psicóloga, ante la intensa vivencia de que sus días podían haber llegado al final y no había sido capaz de disfrutar de ellos.