El silencio, la dicha
En estos días de distracción mecánica y absurda, necesitamos imperiosamente encontrar razones convincentes que nos muevan a apagar nuestros teléfonos y reconectar con nuestro verdadero yo espiritual.
En estos días de distracción mecánica y absurda, necesitamos imperiosamente encontrar razones convincentes que nos muevan a apagar nuestros teléfonos y reconectar con nuestro verdadero yo espiritual.
En estos días de distracción mecánica y absurda, necesitamos imperiosamente encontrar razones convincentes que nos muevan a apagar nuestros teléfonos y reconectar con nuestro verdadero yo espiritual. Editado con motivo del 50 aniversario de la muerte de Thomas Merton, El silencio, la dicha es una invitación a aminorar el paso y aflojar el ritmo, respirar hondo, reservar un espacio para el silencio y abrirnos de par en par a la dicha.
Poeta, monje, consejero espiritual y crítico social, Merton es una figura única e irrepetible del siglo XX –querido de una forma igualmente única y excepcional– y este pequeño “rosario” de devociones reúne sus poemas y prosa más queridos. Extraídas de clásicos como Nuevas semillas de contemplación (1962) y El camino de Chuang Tzu (1965) además de otros escritos menos famosos, las páginas que figuran en El silencio, la dicha ofrecen al lector una quietud profunda y sosegada, raptos de alabanza extática, palabras intemporales de sabiduría y una jovialidad amable y franca. Maná para los entusiastas consagrados de Merton y un cálido abrazo para los noveles y principiantes, esta pequeña selección constituye un don maravilloso.
A raíz de su conversión al catolicismo, Thomas Merton (1915-1968) ingresó en 1941 en la abadía cisterciense de Nuestra Señora de Getsemaní y en 1949 fue ordenado sacerdote. Durante los años 60 se sintió cada vez más atraído por el diálogo interreligioso entre las religiones orientales y occidentales, además de por cuestiones relacionadas con la guerra y el racismo. En 1968, el Dalai Lama elogió a Merton por tener un conocimiento más profundo del budismo que ningún otro cristiano que él hubiera conocido.
Ficha técnica