Vivir es un continuo con meta concreta: el morir

Vivir es un continuo con meta concreta: el morir

Iosu Cabodevilla Eraso

Que las personas enfermamos y morimos es una obviedad y resulta una realidad mas alla de cualquier cuestionamiento. Cada dia, en este mismo instante en que estas leyendo estas letras, hay cientos, miles de personas en todo el mundo que se estan muriendo.

La vida y la muerte forman el diptico de la existencia humana. Son realidades inseparables; dos caras de la misma esencia del hombre. Desde el inicio mismo, aparece inscrito el extremo donde se delinea el fin, la finitud. La vida apunta a la muerte. La muerte es la consecuencia de vivir. Vivir es un continuo con meta concreta: el morir. Por lo que la experiencia de morir nos pertenece tanto como la de vivir.

Es cierto que la cultura actual ignora, oculta o evade la muerte. Se la considera como un tabu (no se habla de ella ni con quien la vivencia cercana). Ademas muchas veces la soledad, el miedo, el abandono y la impotencia componen el ultimo acto de la vida.

Cuando se diagnostica una enfermedad grave en su fase aguda, practicamente todos los esfuerzos de los profesionales sanitarios se centran en tratar de erradicarla, curar al enfermo, devolverle la salud. Pero si dicho objetivo no se consigue y la enfermedad avanza, cada vez cobra mayor importancia otra dimensión de las profesiones sanitarias: paliar la enfermedad o sus secuelas, cuidar al enfermo. En nuestros dias, esta asistencia especializada se llama cuidados paliativos, y los aspectos psicológicos y emocionales van a constituir una parte esencial de la eficacia terapéutica.

La necesidad de tener una visión integral del tratamiento de la persona con enfermedad avanzada plantea un avance cualitativo cuando se aborda la asistencia óptima para las necesidades terapéuticas de estas personas. Decia La Rochefoucauld, un filósofo francés del siglo XVII, que ni el sol ni la muerte pueden mirarse cara a cara. Desde entonces, astrónomos y cientificos han pesado el Sol, calculado su edad, su temperatura y hasta previsto su fin, sin embargo respecto a la muerte, apenas se conoce cuando una persona esta muerta (aunque con algunas dudas del momento exacto). Hemos asumido que la muerte es siempre causada por una enfermedad o consecuencia de un accidente y no como parte de nuestra condición humana.

Los avances médicos y sociales han modificado el escenario del proceso de enfermar y morir. En el pasado siglo la esperanza de vida, en los paises desarrollados, se incrementó considerablemente, muchas enfermedades que eran mortales quedaron atras. Hemos cambiado una vida corta y una muerte rapida por una vida larga y una muerte lenta. Hoy morimos, generalmente tras un proceso centrado en la enfermedad y transcurre en un entorno enfocado a curar.

El Dr. Callahan, sostiene que los fines de la Medicina del siglo XXI deberian ser: 1) prevenir y curar las enfermedades, es decir reducir el numero de muertes prematuras y 2) ayudar a morir en paz.

Los profesionales sanitarios generalmente vemos la muerte como la enemiga a batir, que junto a una actitud social de rechazo y ocultamiento, dificulta poder afrontar y aceptar esta realidad de manera serena.

En el proceso de morir convergen dos dinamicas. Por una parte se da un deterioro fisico progresivo, con complejidad de sintomas que supone un desmoronamiento del ser biológico, y que en manos expertas suele ser de facil control. Y por otro lado una dinamica subjetiva, que transcurre en la conciencia del enfermo. Es justamente en este ambito donde puede surgir el sufrimiento y en donde los cuidados al final de la vida ponen el centro de atención. Estos cuidados paliativos deberian formar parte de todas las especialidades médicas. La muerte es, no sólo la cesación del funcionamiento de los órganos del cuerpo, sino también un proceso existencial.

Hay una concepción, socialmente muy difundida, negativa y pesimista sobre el morir, en el que la muerte se contempla como destino fatal que hemos de sufrir. Y se considera que pensar, reflexionar sobre la muerte genera un sufrimiento innecesario y futil. Pero la realidad, nos muestra lo contrario, que la persona encuentra cada vez mas serenidad al familiarizarse con esa realidad a la que un dia debera responder. Desde luego el medio social de nuestro entorno no ayuda a esta reflexión sosegada, puesto que, como ya hemos dicho, es constatable la pretensión de negar y ocultar la muerte.

Hoy conviene oponerse a esta cultura dominante, por cuanto dificulta pensar con serenidad la vida y la muerte, es mas, tal huida colectiva acaba acrecentando una visión negativa del morir y un terror a la realidad de nuestra finitud a la cual no podremos escapar.

Por lo tanto, se puede afirmar que la futura y segura mortalidad que nos aguarda en un recodo de la vida, nos otorga un significado a todo aquello que decidamos emprender o concluir cada dia, de tal manera que por paradójico que parezca, sin nuestra mortalidad la vida entera se nos revelaria como un sin sentido, en el que cualquier compromiso podria no ser tomado en serio y alargado hasta el infinito. Sin muerte, vivir indefinidamente nuestra condición corporal, seria lo mas terrible que cabe imaginar, el hastio absoluto, la indiferencia total, la condena suprema.

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