LO QUE DICEN LOS TERAPEUTAS Y POR QUÉ

LO QUE DICEN LOS TERAPEUTAS Y POR QUÉ

Así pues, quiere ser terapeuta. ¡Bienvenido! Felicidades por unirse a un grupo de profesionales que trabajan cada día ayudando a la gente a tratar de manera mas eficaz buena parte de los problemas que afrontan en su vida cotidiana. Los terapeutas desempeñan un papel cada vez mas importante en nuestra sociedad, un papel consistente en ayudar a los clientes a trabajar con una amplia variedad de preocupaciones; algunas de ellas son positivas, como ayudar a alguien a elegir entre varias alternativas atractivas, pero otras no lo son tanto, como trabajar con el abuso de sustancias o con la muerte de un ser querido.

Lo más probable es que hayamos elegido esta profesión porque nos han dicho que “sabemos escuchar”. Es muy posible que fuésemos una de esas personas en el instituto o en el dormitorio a la que los demás le contaban sus problemas. Experiencias como esas ya nos habrán ensenado, casi con toda seguridad, una de las mayores lecciones de la terapia. Y aunque las técnicas articuladas en este libro contribuyen a este proceso, las técnicas por si solas nunca superaran o reemplazaran el trabajo de escuchar realmente al cliente. Los técnicos pueden fingir que están oyendo al cliente; los verdaderos terapeutas no necesitan fingir, sino que simplemente escuchan con calidez, precisión y presencia.

Tener la opción de liberarse de la propia carga en un oído que nos presta atención puede ser una ayuda inestimable para la persona que experimenta algún tipo de problema en su vida.

Sin embargo, mientras estamos escuchando en este papel de amigo, tal vez procesemos simultáneamente varias de nuestras propias reacciones. Si bien nos sentimos muy honrados de que otro ser humano nos demuestre una confianza tan profunda como para compartir emociones muy personales e importantes, también es posible sentir una creciente ansiedad en nuestro interior, posiblemente rayando con el pánico, porque simplemente no tenemos una idea clara de lo que debemos decir o de cómo tenemos que reaccionar. Quizá hayamos sentido alguna vez que la situación nos “sobrepasa”. Y puede que una de las razones por las que parecemos ser tan buenos oyentes en ese momento es que, sencillamente, no tenemos ni idea de cómo responder al sufrimiento de la otra persona. Ese sentimiento nos ensena otro hecho fundamental sobre la terapia:

Una sesión de terapia, ya sea llevada a cabo en una consulta formal o al aire libre, sentados en los extremos opuestos de un tronco, no es una mera conversación.

Si bien el hecho de ser un buen oyente es una precuela importante e imprescindible para muchas modalidades de terapia: escuchar, por si solo no suele bastar para ayudar a que la persona cambie de conducta. En muchos planteamientos teóricos, y en la mayoría de los casos de counseling, empatizar con el cliente, prestarle atención y escucharlo profundamente constituye tan solo el primer paso del proceso.

Entonces, ¿qué mas se requiere? Esa es una gran pregunta, y muy importante. Sin embargo, como sucede con muchas de las grandes e importantes preguntas que plantean los científicos –incluyendo los científicos del comportamiento–, no resulta sencillo encontrar la respuesta. De hecho, la respuesta dependerá de nuestro interlocutor. Consideremos a modo de ejemplo las múltiples teorías existentes sobre el modo de golpear una pelota de béisbol, marcar un gol, ganar unas elecciones o tratar a un paciente. Asimismo, debemos reconocer que, en realidad, muchas de estas teorías “aceptadas” se contradicen entre si. La medicina nos ofrece ejemplos evidentes de este tipo de contradicciones. Un caso extremo seria la rama de la practica médica que, para curar a los pacientes, no se basa en la terapia convencional, sino en venenos y toxinas. Otro ejemplo es la dependencia casi exclusiva de la oración por parte de los seguidores de la Ciencia Cristiana para sanar a los pacientes (aunque no sea la corriente principal). Del mismo modo, la literatura sobre terapia esta plagada de numerosas sugerencias acerca de cómo debería producirse el proceso terapéutico. Algunas de ellas resultan contradictorias. Por ejemplo, a los terapeutas adlerianos se les enseña a solicitar a los clientes que evoquen sus primeros recuerdos (anteriores a los ocho anos). Los terapeutas breves centrados en soluciones (TBCS), por otro lado, centran su atención casi exclusivamente en el presente y el futuro, evitando en la medida de lo posible cualquier esfuerzo por parte del cliente para hablar de su infancia. Sin embargo, es de enorme interés que muchos terapeutas activos estén de acuerdo en que tanto los consejeros adlerianos como los terapeutas breves centrados en soluciones trabajen, en realidad, desde un marco de referencia muy similar en lo que respecta a cuestiones clave y fundamentales como los estímulos y la reestructuración positiva.

Por lo tanto, en nuestro análisis final, no existe realmente un análisis final. En su lugar, tenemos una serie de hipótesis, teorías, suposiciones y similares, que sugieren que hay mas de una manera de brindar servicios terapéuticos profesionales de manera eficaz y oportuna, lo cual nos lleva de pleno al asunto que nos ocupa.

PROPÓSITO DEL LIBRO

El objetivo de este libro es ayudar a los terapeutas consolidados y a los terapeutas en formación a desarrollar, ampliar y refinar tanto sus habilidades como su comprensión de la practica terapéutica. En este sentido, hemos escrito el texto como respuesta directa a los estudiantes que plantean una cuestión fundamental: “¿podría darme un ejemplo de a qué se parece eso?”. Si bien esos estudiantes entienden las palabras utilizadas en la literatura, continuamente presionan a sus profesores para que les proporcionen ejemplos concretos, puesto que sus preguntas también son muy concretas:

“¿Cómo conseguir que el cliente se centre en el aquí y ahora?”

“¿Cómo definir un problema?”

“¿De qué manera funciona exactamente la confrontación?”

Este libro ha sido diseñado para ser muy directo e ir al grano. Presenta mas de cien habilidades, técnicas y formas distintas de llevar a cabo la entrevista terapéutica. Sin embargo, la cobertura, por supuesto, no es exhaustiva, puesto que la terapia es un campo dinámico que se halla en constante desarrollo.




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