Liberación del sufrimiento, desde otro modo de ver

Liberación del sufrimiento, desde otro modo de ver

“La tarea mas hermosa de la persona es convertir nuestros sufrimientos en perlas” (Hildegard von Bingen)

Enrique Martinez Lozano

Algo debe fallar en nuestro modo de aproximarnos a la realidad, en nuestro modo de verla, para que no hayamos logrado erradicar el sufrimiento. Solo esto tendria que hacernos cuestionar nuestro modelo de conocer.

La injusticia global en nuestro planeta es un sintoma claro y sangrante de una visión estrecha que gira en torno al yo (ego), a sus intereses y a sus perspectivas excluyentes.

Pero también el omnipresente sufrimiento humano nos hace ver con nitidez que nos hemos equivocado –nos estamos equivocando- en nuestro modo comun de percibir la realidad.

Es indudable que el dolor forma parte del lote de nuestra existencia. En este sentido, es inevitable. Pero el sufrimiento no lo es; este es generado por nuestra mente que, aun sin darnos cuenta, se mueve con parametros equivocados.

El dolor (inevitable) se convierte en sufrimiento (opcional) cada vez que la mente resiste lo que hay, en lugar de aceptarlo. De modo que basta retirar la resistencia para que el sufrimiento desaparezca.

Todavia de un modo mas amplio puede afirmarse que todo sufrimiento nace de una lectura mental que anade interpretaciones o coloca etiquetas a lo que acontece. Estas lecturas o juicios mentales son los que ocasionan el sufrimiento.

 

Tales lecturas suelen conjugar preferentemente el verbo “deberia” (o “no deberia”), que encierra la manera mas eficaz de generar sufrimiento. Cada vez que decimos “deberia”, hacemos resistencia a lo que es, sufrimos y extendemos el sufrimiento.

La sabiduria transforma el deberia por la aceptación-rendición o amor a lo que es. Donde hay amor, no hay sufrimiento. Tal amor no es –como leeria nuestro ego controlador- resignación, claudicación o indolencia. Precisamente cuando amamos lo que es –por la sencilla razón de que “es”-, la Sabiduria nos provee la acción adecuada en ese momento –acción, que también forma parte de “lo que es”-. Y, sorpresivamente, descubrimos que cuando decimos “si” a lo que es -también a lo que no entendemos, a lo doloroso, a lo incomprensible…-, irrumpe un estado que podria describirse como de “plenitud de ser”: al entregarnos completamente a la realidad, descubrimos que, en el trasfondo de las cosas, hay verdad, bondad y belleza. (Lo real –decian los escolasticos- es verum-bonum-pulchrum).

Porque, en cuanto tomamos un minimo de distancia de nuestra mente separadora –la mente es de naturaleza dual, porque tiene que desdoblar la realidad entre quien percibe y lo percibido, entre un supuesto sujeto y todos los supuestos objetos-, caemos en la cuenta de que “lo que es” no es algo separado ni diferente de “lo que somos”. Y aqui todo empieza a percibirse de una manera unificada.

Con ello, nos estamos acercando al nucleo de la cuestión que da titulo a este compartir. No nos liberaremos del sufrimiento –ni acabaremos con la injusticia planetaria- mientras no modifiquemos nuestro “modo de ver”.

Porque –aun siendo importante- no se trata solo de modificar los “deberia” por el “amor a lo que es”. El auténtico desafio, si queremos ir a la raiz, consiste en superar y trascender los estrechos limites de la mente, abriéndonos a “otro modo” de ver o de conocer –el que nos han mostrado los sabios y los misticos de todas las épocas y tradiciones- que no reduce el saber al pensar ni el conocer al razonar.

Cuando hemos caido en esa reducción, hemos absolutizado la razón y, con ello, el modelo mental de cognición. El resultado, particularmente en Occidente, es palpable: la tirania de la razón pragmatica que ha dado como resultado una cultura chata, caracterizada por el individualismo y, en ultimo término, el nihilismo.

Ese modelo tiene una consecuencia grave, directamente relacionada con nuestra cuestión: nos hace creer que nuestra identidad no es otra que el “yo” mental. El resultado no podia ser otro que la miopia que nos caracteriza y que hace imposible la liberación del sufrimiento: creemos que no hay mas realidad que aquella que podemos pensar y que no somos otra cosa que el yo. ?Cómo no tendriamos que estar constantemente resistiendo y generando sufrimiento? Dicho de una forma mas contundente: mientras nos sigamos identificando con el yo, sera inevitable el sufrimiento y la injusticia.

La conclusión parece imponerse por si misma: necesitamos trascender el modelo mental para poder ver la realidad desde “otro” lugar, en la certeza de que unicamente este “otro modo” de ver hara posible que vivamos de “otro modo”.

La perspectiva de los sabios puede resumirse en esta expresión del psicólogo italiano Giorgio Nardone: “Es una perversión de la inteligencia creer que la razón lo solventa todo”.

Hay otro modelo de conocer, previo y anterior al mental, que encierra tesoros de sabiduria y humanidad, que nos hace modificar sustancialmente la “idea” que teniamos acerca de nuestra identidad y de nuestra relación con los otros y con el mundo. Nos hace ver que no somos el yo –separado, enclaustrado en si mismo, egocentrado- que nuestra mente piensa, sino la Consciencia ilimitada –una y compartida- habitando formas diversas. No somos células aisladas, sino un organismo unico.

Pues bien, el “modo de ver” que nos conduce a nuestra verdad ultima no nace de la mente, sino de una “visión” inmediata y autoevidente, que es posible, justamente, cuando silenciamos el parloteo mental, con sus juicios interminables. Ese es el modelo no-dual.

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