Espiritualidad para tiempos de crisis

Espiritualidad para tiempos de crisis

Miguel Angel Mesa Bouza

 

Los tiempos que estamos viviendo son sumamente complejos pero, a la vez, son profundamente apasionantes.

 

Existe una globalización a nivel mundial, primordialmente desde la óptica de las comunicaciones. Podemos tener noticias de cualquier familiar o amigo al momento, aunque esté en Australia, en Nigeria o en Nepal. Recibimos la información del resultado de un partido de futbol, de una bajada de la Bolsa o de un terremoto en el instante mismo que se esta produciendo.

Las mas diversas técnicas, los progresos cientificos, las distintas disciplinas, artes, creencias, afinidades, se comparten e interrelacionan a través de internet y de las redes sociales, lo que produce un enriquecimiento de las personas o colectivos implicados en las mas distintas profesiones o aficiones.

Los jóvenes, sobre todo, pero cada vez mas adultos, se comunican a través del móvil, principalmente, pero también por email, facebook, twiter, linkedin, myspace… Es como si hubiéramos abierto la caja de pandora de la necesidad de estar interconectados, unidos, vinculados.

 

Todos estos hechos pueden ser muy beneficiosos, tanto para el conjunto de la sociedad, como para los distintos pueblos que habitan la tierra. Y asi es en multitud de casos, por parte de quienes utilizan todas estas posibilidades para el crecimiento y desarrollo personal, de la escuela en que estudian, del puesto de trabajo que ocupan, de la ciudad en la que viven, de actividades que llevan a cabo dentro del propio barrio o en asociaciones de solidaridad con colectivos o paises empobrecidos.

Pero la globalización también ha llevado a la compactación de grandes empresas que han ido absorbiendo otras, creando asi auténticos monopolios en muy pocas manos, grandes multinacionales que poseen presupuestos mayores que los de muchos paises y una influencia muy poderosa sobre los gobiernos de los mismos.

Los diversos medios de comunicación estan también en muy pocas manos, con unas lineas editoriales marcadas por el grupo capitalista que los sustente, dejando mucho que desear y con muy poco margen para la investigación y la libertad de información de los periodistas.

Las distintas redes sociales se utilizan a menudo para un control de información que, posteriormente, se utiliza para otros fines diferentes de los que tuvieron en su origen, sirviendo muchas veces para ocupar o ser rechazado en un puesto de trabajo por tu perfil en alguna red, o como espionaje y control ciudadano por parte del gobierno de turno.

Y no digamos de los excesos y la dependencia que producen estos medios y redes sociales, si no tienes un autocontrol importante sobre tu propia persona, el aislamiento que puede producir, la ausencia de percepción entre la realidad del mundo concreto en que se vive y la realidad virtual que se experimenta tras una pantalla de ordenador.

La crisis económica que estamos viviendo se inscribe en un proceso de globalización capitalista y financiera sin entranas ni escrupulos. Posteriormente se rescatan bancos, entidades financieras, empresas, pero se deja a su suerte a los ciudadanos, con recortes inhumanos en los derechos y servicios sociales basicos, desprotegidos ante los desahucios, inasequible la justicia, junto a la despreocupación hacia los mas débiles por parte de la clase politica. Que ademas esta inmersa en un desmantelamiento profundo del escaso estado del bienestar que poseiamos antes de que llegara esta crisis impuesta.

Pero la crisis no es solo económica, aunque esta sea su manifestación mas dramatica y visible. Vivimos una gran crisis de valores, de humanidad, de paradigmas. Nos encontramos como desamparados, sin ilusión ni esperanza ante un panorama muy dificil, y en el que nos quieren hacer creer que no hay ninguna salida mas que la que marque el gobierno, que esta sometido a su vez a la presión de las multinacionales, el Banco Central Europeo, El Fondo Monetario internacional o el Banco Mundial.

Estamos inundados de información y sedientos de conocimiento, de sentido, de plenitud, de otro aliento vital. Es decir, necesitamos vivir una espiritualidad, un estilo de vida, la experiencia de unos valores que nos ayuden a vivir con otro talante estos tiempos inclementes, frios que, por otra parte, ofrecen tantas posibilidades para unir nuestras fuerzas a tantos hombres y mujeres que desean renovarse interiormente, para juntos construir otro mundo posible, mejor, mas fraterno, digno, justo, en paz.

Esta nueva espiritualidad se movera muchas veces en la frontera o al margen de las religiones establecidas, porque estas encorsetan muchas veces la libertad que ofrece el Espiritu que empapa y permea todo lo creado, que no se deja atrapar por ninguna creencia, que se mueve de un lado de la tierra y de todo el universo, recreando todo, fortaleciendo las manos vacilantes, los pies indecisos, los corazones abatidos.

Necesitamos pues respirar libres, desde los bosques del Misterio que todo lo envuelve, desde la Fuente de agua viva que sacia tanta sed en nuestros dias, desde la Energia y la Fuerza que impulsa a recobrar animos y tender puentes de armonia, de fraternidad, de solidaridad entre los pueblos.

Imprescindible sera pues, a partir de ahora, vivir una espiritualidad que nos fortalezca para afrontar estos tiempos de crisis, para aguantar las derrotas, las inclemencias, los efectos del egoismo y la avaricia del idolo Mamón.

Esencial también para ser felices trabajando por la felicidad de los demas, de los mas empobrecidos y marginados principalmente, por la tierra herida y esquilmada por el lucro de los poderosos. Una espiritualidad de la savia, el silencio, la sonrisa, la ternura, la participación, la dicha y el buen humor. Para no caer y evitar la tentación del abandono y la desesperanza.

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